Equipos cifrados y apoyo político: el golpe a Maduro que barajó el Gobierno Trump

Policía militar en Maracaibo, Venezuela, en 2012 (Fuente: Wikimedia Commons)

Funcionarios estadounidenses mantuvieron contactos con militares venezolanos que conspiraban para derrocar al ejecutivo chavista y buscaban el respaldo de Washington

La animadversión de Donald Trump hacia Nicolás Maduro es bien conocida. Pero la hostilidad de la Casa Blanca hacia el ejecutivo de Caracas va más allá de la diplomacia, hasta el punto de haber sopesado su participación en una operación militar para derrocar al mandatario venezolano: representantes de la Administración Trump se reunieron en secreto con militares venezolanos que planeaban un golpe de Estado en el país, según ha revelado el diario ‘The New York Times’, que cita como fuentes a “funcionarios estadounidenses y un excomandante militar venezolano que participaron en las conversaciones”.

Los encuentros, según lo publicado, tuvieron lugar en varias ocasiones a lo largo del año pasado. EEUU, sin embargo, decidió finalmente que no cooperaría con los golpistas, y el plan quedó aparcado. La información ha sido confirmada de forma independiente por la CNNcon dos funcionarios estadounidenses, uno en activo y otro retirado, que aseguran que lo publicado por el rotativo neoyorquino es correcto.

Aunque los miembros de la Administración —un total de 11— son quienes han aportado las principales claves, la confirmación definitiva a los periodistas ha llegado de boca del militar venezolano, quien no es precisamente un elemento marginal en el régimen de Maduro: se encuentra en la lista de individuos sancionados por el Departamento del Tesoro por presuntas violaciones de derechos humanos y delitos como el narcotráfico.

Según el ‘Times’, los golpistas llevan mucho tiempo buscando una oportunidad para llevar a cabo sus planes. En su momento, trataron de obtener el apoyo del Gobierno de Barack Obama pero no lo obtuvieron. Las opciones no parecían necesariamente más prometedoras con el nuevo presidente, hasta que este habló directamente acerca de Venezuela ante el deterioro de la situación humanitaria y política a mediados del año pasado.

“Tenemos muchas opciones para Venezuela. Y, por cierto, no voy a descartar una opción militar”, afirmó Trump en agosto de 2017. Preguntado por la posibilidad de una intervención en el país, el presidente respondió que eso es algo que EEUU “ciertamente puede buscar”. Los conspiradores decidieron que merecía la pena volver a intentarlo. “Ahora era el presidente quien lo decía”, declara el excomandante al ‘Times’. “No iba a dudar de la información si provenía de ese mensajero”, indica.

Meses antes se había producido una purga en las fuerzas armadas, precisamente para evitar una asonada de este tipo: 14 militares habían sido detenidos en abril y recluidos en la prisión de Ramo Verde bajo sospecha de traición y rebelión. Las prebendas y los privilegios a los oficiales del ejército han sido una de las estrategias del chavismo para asegurarse su lealtad y desactivar posibles rebeliones. La mayoría de los observadores, de hecho, considera muy difícil que un golpe pueda tener éxito en Venezuela, precisamente por la connivencia de los altos mandos con el poder civil en Caracas.

La clave: comunicaciones cifradas

De acuerdo con el excomandante venezolano, hasta tres grupos distintos dentro de las fuerzas armadas habían conspirado contra Maduro. Según el diario neoyorquino, “uno estableció contacto con el Gobierno estadounidense a través de la embajada de Estados Unidos en una capital europea”, pero fue recibido con desconfianza por los norteamericanos, que temían una encerrona. No obstante, el deterioro de la situación en Venezuela llevó a los funcionarios estadounidenses a concluir que merecía la pena correr el riesgo de encontrarse con los golpistas. El Gobierno sopesó enviar a Juan Cruz, un veterano de la CIA y en esos momentos asesor de la Casa Blanca sobre América Latina, pero finalmente se decidió por un diplomático de carrera.

Las reuniones comenzaron en otoño de 2017 y continuaron a lo largo de este año. “Los militares le dijeron al Gobierno estadounidense que representaban a varios cientos de miembros de las fuerzas armadasque no estaban de acuerdo con el autoritarismo de Maduro”. Su exigencia: que EEUU les proporcionase equipos de comunicaciones cifradas que les permitiesen estar en contacto de forma segura mientras ultimaban sus planes. No obstante, el enviado estadounidense concluyó que los conspiradores no tenían un plan definido, y que más bien esperaban que EEUU les aportase las directrices para ejecutar con éxito un golpe. Según el excomandante venezolano, nunca pidieron una intervención militar estadounidense en Venezuela.

De acuerdo con su testimonio, los golpistas sopesaron actuar el verano pasado, tras la suspensión de la Asamblea Nacional dominada por la oposición y la instauración de la Asamblea Nacional Constituyente controlada por el oficialismo, pero decidieron no actuar ante el temor a que se produjese un baño de sangre. Después, barajaron la fecha del pasado marzo, pero el plan se filtró y tuvieron que abortarlo. Por último, planificaron la operación para el 20 de mayo, durante las pasadas elecciones, pero una vez más sus planes fueron detectados por los servicios de inteligencia bolivarianos. Por ello, los conspiradores estaban convencidos de que la clave del éxito residía en disponer de un sistema de comunicaciones seguro, para poder detener a Maduro y a otros altos cargos del Gobierno al mismo tiempo. Eso fue lo que le solicitaron a EEUU, que, sin embargo, optó finalmente por no apoyar el plan.

Estos contactos se produjeron al mismo tiempo que Trump presionaba a sus subordinados para que preparasen una intervención militar en Venezuela, al estilo de la invasión de Panamá de 1989, tal y como reveló en julio la agencia Associated Press. Según la investigación de AP, Trump sacó el tema en al menos tres ocasiones: el día anterior a sus declaraciones públicas sobre la “opción militar”, y en dos encuentros con políticos latinoamericanos, entre ellos el entonces presidente colombiano Juan Manuel Santos, quienes trataron de convencerle de que era una malísima idea. Finalmente, el general H.R. McMaster, todavía asesor de Seguridad Nacional, consiguió disuadir a Trump tras una larguísima conversación en la que le explicó todas las consecuencias adversas de dicha intervención.

En febrero, el entonces secretario de Estado Rex Tillerson dijo en un discurso que EEUU “no había promovido un cambio de régimen ni la destitución del presidente Maduro”, pero al ser preguntado sobre un posible golpe de Estado, dijo que lo consideraba una opción real. “Cuando las cosas estén tan mal que el mando militar se dé cuenta de que ya no puede servir a los ciudadanos, encontrará la forma de realizar una transición pacífica”, afirmó. Lo que ahora conocemos es que Tillerson probablemente era consciente de lo que se estaba fraguando entre bambalinas.

Tras la revelación del ‘New York Times’, la Casa Blanca ha dicho en un comunicado que, respecto a sus contactos con los golpistas, consideró necesario participar en un “diálogo con todos los venezolanos que expresan el deseo de restablecer la democracia” con el fin de “aportar un cambio positivo a un país que ha sufrido mucho bajo el gobierno de Maduro”.

Publicado originalmente en El Confidencial el 08/09/2018

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